Comenzamos a entrar en el sendero de los Molinos de Patrite, sobre la 1300h. El día estaba bastante nuboso y había dado lluvia durante el día, pero aun así decidimos seguir adelante esperando que no nos cogiera algún chaparrón.
El Itinerario es fácil de recorrer, incluso para ir con niños, prueba de ello es que nos encontramos con varios grupos de senderistas acompañados de muchos niños deseosos que quemar energías.
El recorrido aunque es corto es bastante entretenido por las vistas que el Parque Nacional de los Alcornocales, nos deja a su paso. Un precioso y gran pino nos queda a la derecha del sendero.
Los alcornoques vigilan nuestro caminar por el bosque.
El sendero aunque es algo pedregoso, es fácil de seguir y ni no induce a errores o perdidas de orientación.
Las señales de dirección suelen estar por casi todo el recorrido por el sendero y son fáciles de interpretar.
A pesar de que la temperatura no es alta, después de un rato de marcha, las prendas de abrigo empiezan a sobrar, por las continuas subidas y bajadas.
Es bueno hacer de vez en cuando un alto en el camino, para así poder admirar el paisaje que nos rodea durante nuestro recorrido.
Un cartel explicativo en un mirador sobre la ruta.
Como podéis observar el paisaje del Parque Nacional de los Alcornocales es impresionante. Hay que cuidarlo con esmero para que lo hereden nuestros hijos tal y como nos lo dejaron nuestros mayores.
Las rocas y sus caprichosas formas nos rodean, aunque eso sí acompañadas por una amenazadora multitud de nubes cargadas de lluvia, que todavía no han decidido dejar caer su carga de agua.
Un alto en el camino para unas fotos de recuerdo.
Después de pararnos de nuevo para seguir observando en paisaje que nos rodea, iniciamos de nuevo la marcha ya cerca del molino de la Pasada de Cantos.
Los letreros continúan indicando la ruta a seguir.
Restos de una casa en ruinas.
Llegamos al cauce del río Montero, de donde los molinos de Patrite tomaban el agua para poder mover sus pesadas piedras de moler trigo.
Por fin llegamos al molino de la Pasada de Cantos, y nos disponemos a admirar sus alrededores y las ruinas que quedan del mismo.
Los restos a alguna que otra piedra de moler trigo.
Durante todo el recorrido numerosos buitres no han parado de volar por nuestro alrededor.
La alegría por terminar el recorrido sin mojarnos por la lluvia, se refleja en los rostros. Son las 14,30 horas. 
